Aunque la historia de 'El Prisionero del Cielo' comienza en Navidad, es una buena lectura para el verano. No porque el argumento refresque el ambiente, sino porque Carlos Ruiz Zafón nos puede hacer viajar de una mejor manera en verano, cuando se está más relajado, por su laberíntico mundo de espionaje, traición, venganza y amor.
'El Prisionero del Cielo' es la tercera y penúltima entrega de una tetralogía que empezó con ‘La Sombra del Viento’ y que hizo de 'El Juego del Ángel' su segunda novela, aunque se pueden leer en el orden que cada uno prefiera. Aunque todavía queda una obra para completar la historia, el universo de Carlos Ruiz Zafón se encuentra asentado de forma definitiva entre todos los aficionados a su forma de escribir o de argumentar su propio mundo. Todo aquel que se sumergiera hace unos años en 'La Sombra del Viento' se acuerda del cementerio de los libros olvidados, de Julián Carax, y de las intrigas de un adolescente Daniel Sempere que nos zambulle en la Barcelona de la posguerra y nos presenta a un personaje sin igual: Fermín Romero de Torres.
Ruiz Zafón, al igual que Daniel Sempere, crece en esta tercera novela para ofrecernos una trama más rica y con muchos más vericuetos que los que se podían adivinar en 'La Sombra del Viento'. Muy lejos le han quedado al autor novelas como ‘Luces de Septiembre’, donde reflejaba la historia de una pareja adolescente que sin embargo dejaba ver la punta del iceberg del misterio y la intriga que podían destilar sus obras. En 'El Prisionero del Cielo', Ruiz Zafón se mete de lleno en la vida y obra del genio y figura Fermín Romero de Torres, sin olvidar y dejar de lado al protagonista transversal de la tetralogía: el aún joven Sempere. El autor se sumerge esta vez en la historia de una manera dura, sin remiendos, contando la experiencia de un hombre en los imposibles años de la guerra y la posguerra, de su relación con un poder casposo, deshumanizado y ruín de aquellos años. En este libro se habla de la muerte, de la suerte, del amor por supuesto y de literatura. Una suerte de lectura si lo que se desea es devorar 384 páginas en un solo día o en dos como máximo. Ruiz Zafón puede permitirse ese lujo: enredar con una historia humana que nos descubrirá la esencia de Fermín Romero de Torres, personaje también transversal y que promete tener una importancia fundamental de cara al final de la historia.
'El Prisionero del Cielo' relata así la vida de un hombre, pero también cuenta la mezquindad que arrojaron los días grises y de frío de la posguerra, independientemente de la estación donde se desarrolle la historia, dejando ver las heridas que se abrieron en unos años en los que sobrevivir era una tarea tan ardua como real. La tercera entrega deja ver la calidad de un autor que sabe cómo entretener y de qué manera deshilachar una historia que dejará ver su final en la cuarta y última entrega de la serie.
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