Mijail nace como uno de los desheredados de la ciudad de Praga. Su madre, embarazada de soltera, tuvo que retirarse a vivir al único lugar donde alguien como ella podía refugiarse del crudísimo invierno de Praga: las alcantarillas. Allí dio a luz a dos gemelos, de los cuales sólo uno pasó de los tres años. El otro, aquejado de una enfermedad degenerativa de los huesos, fue creciendo demasiado débil y deforme para alcanzar más edad.
Mijail vivió de la mendicidad sus primeros años. No iba a la escuela y tenía que cuidar de su madre, también debilitada no sólo por la enfermedad sino por el sufrimiento. Cuando él tenía siete años, ella murió en un brote de tifus. Mijail, completamente solo, abandonó las alcantarillas y comenzó a vagar por la ciudad.
Le encontró el doctor Kolvenik, un hombre que, al igual que él, lo había perdido todo en aquella epidemia, y que vio en él quizá el reflejo del hijo que se le había escapado entre las manos. Lo acogió como suyo, le proporcionó una casa y una educación, y todo su cariño. Murió cuando Mijail tenía veintipocos años dejándole la indicación de que abandonase la ciudad que tan malos recuerdos les había causado a los dos. Mijail le obedeció, y tras enterrarle como si fuera su verdadero padre, recogió sus cosas y empezó a recorrer Europa.
Vivió en París, Berlín, Viena. Al final sus pasos le llevaron a Londres, donde sin una palabra de inglés y sin un céntimo ya del poco dinero que había heredado del doctor, pasó su primera noche en el calabozo al ser encontrado durmiendo en un portal. Pero su suerte no fue tan adversa. Aquella noche, le practicó una traqueotomía a un preso que se ahogaba y aunque no tenía títulos ni nadie daba un céntimo por él, la fama de sus conocimientos médicos se extendió por el barrio marginal de Whitechapel como la pólvora, hasta llegar a los oídos del doctor Shelley, un tipo venido a menos y especialista en prótesis que quiso conocer a ese misterioso hombre.
En el taller de Shelley, y aplicando los conocimientos de ingeniería y del mundo de los autómatas que había recopilado en sus viajes, Mijail comenzó a fabricar miembros cada vez más complejos. Manos mecánicas que se abrían con una simple contracción de los músculos del antebrazo, piernas articuladas que permitían a un hombre caminar con total normalidad.
Montó su propia empresa y suele pasar las horas metido en su taller, fabricando los ingenios más innovadores y enfrascado en la creación de marionetas articuladas. Prefiere la compañía de esos muñecos a la de las personas, con lo cual se ha ganado una fama de oscuro y siniestro; aunque también suele pasear por la noche y frecuentar el Ten Bells para tomarse una copa.
Ahora su principal problema es otro: la enfermedad con la que nació su hermano está empezando a desarrollarse en él. Está empezando a tener problemas de movilidad y actualmente lleva una serie de armazones mecanizados de su propia invención en la pierna izquierda, que le ayudan a andar. El convencimiento de que esta enfermedad le incapacitará y le matará no le desanima, al contrario; utilizará su ciencia para superarla, al precio que sea.
Protector de Eva Irinova
Miér 10 Oct - 10:39